Crónica de una boda portuguesa

Una boda siempre es una boda, sobre todo si es católica, se parecen bastante en todos los países. Sin embargo, hay ciertas costumbres que difieren de país en país. Se podría decir que la característica más importante de una boda portuguesa es que hay cantidades apabullantes de comida :P

Una boda católica típica portuguesa comienza, como es obvio, con comida. Cerca de las 11 de la mañana se ofrece un desayuno en la casa del novio (o de la novia, según quién te ha invitado). Esto provee la oportunidad de sacarse fotos con los novios mientras aún están solteros :P

Obsérvese al ejemplar "Luigi" atacando la mesa con euforia

Luego viene la parte de la iglesia y la ceremonia. Aquí no cambia mucho la cosa. Misa eterna, sermón soporífero, levantarse y sentarse a cada rato...

Al terminar la misa, nada de aplausos, los invitados salen (hacía 40 grados de calor!), los novios, padres y testigos firman todo lo que tienen que firmar, y luego salen en medio de una lluvia de arroz y pétalos de rosa (me encanta lo de los pétalos!!)

Se prosigue al traslado a la fiesta persiguiendo el coche de los novios y acompañando de bocina a discreción.

Muy buena elección de transporte, sobre todo por el techo

Luego viene la recepción. Sí, adivinaron bien, más comida!! En el caso estudiado aquí, la recepción tuvo lugar en un precioso bosquecito atravesado por un pequeño arroyo (touché!). Es curioso que apenas llegar, uno de los ejemplares masculinos estudiados (pongámosle por nombre... Luigi) fue el primero en mancharse de aceite camisa y corbata al mismo tiempo.

Foto sacada al día siguiente, ya no había mesas ni borrachos

Durante la recepción hay una sesión de fotos con los novios en la cual cualquiera puede tomar parte.

Cuando ya no queda más comida se procede al ingreso al salón. En una típica boda portuguesa, las mesas tienen nombres según la temática escogida por la pareja. En este caso, las mesas tenían nombre de perro. Aparentemente, la novia es una amante de éstos animalitos. Imaginen cuál fue mi sorpresa al leer el nombre de la mesa a la cuál habíamos sido destinados... Dogo Argentino!

Sí! Leyeron bien! Dice Córdoba!

El almuerzo, tratándose de una boda portuguesa, es obviamente uno de los más opíparos que he visto en mis años. Comienza alrededor de las 14hs y consta de infinidad de platos. Entrada, primer plato, sopa, segundo plato, pescado (tercer plato?), postre y buffets varios. No conseguí probar ni el 20% de todo lo que había disponible debido a mi baja capacidad estomacal, pero lo que probé estaba... sublime.

Además, y durante el almuerzo mismo, también había una mesa de dulces, una de frutas y una de quesos típicos.

El ejemplar estudiado, siendo idóneo para las estadísticas, terminó de comer a eso de las 19:30hs, momento en que comienza el baile. Los novios bailan el vals (que no es el Danubio Azul) y tras una breve intervención de otras parejas, el vals cambia solemnemente a la típica música de fiesta propia de cada sitio, en este caso, portuguesa.

Cerca de las 21.00 hs ya un gran porcentaje de los invitados están en estado de ebriedad (y con varios kilos más). A esta hora más o menos, aparecen nuevas mesas con comida (pero si acabamos de almorzar!!) Buffet de mariscos, de aves, de cerdo, de dulces... A donde quiera que se mire se ve comida (y gente comiendo!)

A eso de las 23.00 se monta una mesa especial para el pastel de boda, los novios lo cortan juntos, lo comen, y beben champagne entrecruzando los brazos. Con este ritual, se da licencia a los menos energéticos para irse a dormir.

Los ejemplares bajo estudio abandonaron el recinto cerca de las 3.00. Pero no termina ahí! Al otro día, los más caraduras (o menos resacados) vuelven al salón. Se preguntarán a qué?? Pues, a esta altura ya debería ser obvio!! A comer!!! Sí, se comen todo lo que pudiera haber sobrado!! Es que en casa de portugués no se tira comida...

Luego del almuerzo, y saliéndonos de lo netamente bodístico, aprovechamos la oportunidad para conocer un poco del paisaje de la Serra da Estrela y mojar los pies en el río. :D

Crónica fotográfica completa, aquí.