miércoles, enero 24, 2007

"Ocho o Picas??"

El fin de semana pasado por fin tuve lo que taaaaanto necesitaba y extrañaba: un fin de semana en las sierras con mis amigos. Y qué fin de semana!!!

Tuvo todo lo que precisaba para ser típico cordobés: paisajes inmejorables; más de 20 personas en una casa de la época de los jesuitas; tres asados seguidos; como 6 botellas de fernet; un arroyo a 10 metros; gente querida; una noche de risas incesantes; siestitas al solcito; mis mejores amigos; mate dulce con peperina; vacas y caballos; le faltó el picadito nomás y eso sólo porque "había que ir a buscar la pelota a El Descanso", jeje.

Eramos casi los mismos que hace exactamente un año atrás, y un par más. Nosotros cuatro llegamos el sábado a la tarde. La noche anterior impidió que llegarámos más temprano.

Nos reencontramos con un montón de gente que ya conocíamos. Y la Lulú!! Qué hermosa que está!! Qué grande!! Qué tierna!! Yo sigo insistiendo en que es igual a Bú de Monsters Inc.

Apenas llegamos tiramos unas carnes a la parrilla. Asadito de merienda, y era el primero de tres. Mientras se asaba la carne, le hicimos una visita a la playita que nos esperaba mas allá. La misma del año pasado.
Comimos el asado a las 7 de la tarde en el tablón que alguien construyó en el medio del parque.

A la noche llegó mas gente (o, más bien, volvió) y empezaron a hacer otro asado (ya era el segundo!!) El Fede, el novio de la Sofi, ofreció pizzas como entrada, un manjar. Y el Champa trataba de memorizar la receta.
Incluso hubo mesas de chicos y de adultos. Nosotros, por las dudas y antes de que se den cuenta, nos ubicamos en la de chicos, jejeje. En total, los “jóvenes”, es decir, los menores de... 27, jeje, éramos catorce.

Y bueno, el fernet iba y venía y la comida venía y desaparecía.
El debate sobre qué hacer a continuación se tomó su tiempo, pero al final la desición fue un juego de cartas que se llamaba “Jodéte” y que la mayoría no sabía cómo jugar. El error fue jugar por plata. Leo nos vació los bolsillos magistralmente.

Las botellas estaban cada vez mas vacías y proporcionalmente aumentaron las risas (y el ruido, por lo que nos trasladamos, los “jóvenes”, afuera) Fede y Gonzalo fueron los principales artífices del dolor de abdominales provocado por las carcajadas (con la asistencia siempre presente del otro Fede, y como no podía ser de otra manera, de Rosario)

Nos fuimos a dormir a las 6 de la mañana, no vaya a ser que el amanecer nos sorprenda despiertos :s

Me desperte justo 5 minutos antes de que Berni entre a mi habitación a, justamente, despertarme. Qué había de almuerzo?? Pues, asado!!!
Almorzamos los ochocientos que éramos, todos juntos en el tablón. Llenos a más no poder, nadie podía hacer mucho esfuerzo físico.
Mientras los adultos charlaban en la mesa, nosotros hicimos un círculo en el césped y de a poco íbamos quedando cada vez más horizontales. Teníamos que ir al río, pero entre la ingesta de alcohol, las pocas horas de sueño, y todo lo que comimos, no podíamos movernos.

Al final los levanté uno a uno, y la mayoría me siguió. Hubo un par de casos perdidos que prefirieron quedarse.

Una hermosa tarde de sol, una siestita en la arena, unos chapuzones, mucha charla y algunos mates y ya estábamos todos completos y listos para retomar la vida en la ciudad.

Emprendimos la vuelta los cuatro en el Corsa, cerca de las 19. Y llegamos a casa muy cansados, llenos de arena, con los cachetes colorados por el sol, pero felices. Muy felices.
Ese es el efecto que tiene en la gente, un fin de semana en las sierras cordobesas.


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Y el martes pasado se fue Berni. Y ya se lo extraña. De a poco vamos quedando menos. O más bien, de a poco nos vamos haciendo "adultos", aunque nos resistamos, y la vida nos va llevando por caminos insospechados.
Pero lo que más me alegra, es que seamos un grupo tan valioso, tan conscientes de los amigos que tenemos. Y que nos digamos te quiero tan seguido, y con tanto sentimiento.
Les deseo a todos ustedes que alguna vez en la vida tengan aunque sea la mitad de lo que yo encontré en los amigos que elegí.


viernes, enero 19, 2007

Visita al nido

Hace ya una semana que estoy de vuelta en mi querida Córdoba. Y disculpen la demora, pero es que en verdad no sé qué escribir.

No sé como explicar, no sé cómo plasmar en palabras lo que se siente al volver. (Y al irse)
Todos me preguntan qué siento, qué me parece, cómo es volver. Y no sé que decirles, salvo que "es raro". Porque es así, es raro.
Siento que nada cambió, y siento que todo es distinto. Siento que yo estoy distinta, pero soy la misma, sólo que con un par de aventuras más sobre mis espaldas.
Hay veces que siento que me fui sólo una semana, y hay veces que me parece que acabo de depertar de un sueño a la misma vida de siempre. Barcelona se siente como nebulosa, como pasado, como lejana. Pero a la vez es una parte tan profunda de mí, que no puedo menos que extrañarla terriblemente.
Y Córdoba está hermosa. Casi igual pero un poco diferente.
Ya hice gran parte de las cosas que extrañaba. Ya comí dos asados, y dos veces empanadas; ya conversé con mi madre; ya me divertí con mi hermanito; ya cené con mi papá. Ya manejé mi auto; ya me senté en mi patio; ya me atosigué de helado directo del pote. Ya visité las sierras, fui al centro, a la casa del Jere, la del Champa y la de Berni. Y todavía me quedan un montón de cosas por hacer.
El día que llegué mi propia familia no me reconoció. Me ofendería si no fuera porque me parece algo positivo. Cambié, y por como estaba antes de irme, eso no puede no ser bueno, jeje. Mi gente más querida estaba en el aeropuerto y me siguieron a mi casa (o por lo menos mi casa en Córdoba). Yo estaba muy aturdida por los vuelos pero así y todo me quedé compartiendo con ellos hasta las 4 de la mañana!!
El domingo me fui a tomar un café con mi primo Gerry. Sí!! El mismo que conocí cuando fui a Holanda!! Se iba el lunes, menos mal que pudimos vernos. Realmente le tengo un enorme cariño desde que lo conocí verdaderamente. Y no podíamos dejar pasar el hecho de que hayamos coincidido al mismo tiempo en esta tierra nuestra.
El martes pasado recibimos la gratísima e inesperada visita de mis tíos y mi madrina. Qué hermoso poder verlos!!Realmente no lo tenía planeado así que fue maravilloso.
Hoy fuimos con ellos a dar un paseíto por las sierras. Están bellísimas!! Hacía muchísimos años que no las veía tan verdes. Siempre las aprecié mucho, pero nunca tanto como cuando las tuve lejos. Y me embargó la emoción al ser consciente de que ahora las estaba disfrutando más.

El martes que viene se va Berni. Emigra a México. Y no podemos decirle nada porque nosotros también nos alejamos de él. Mi mamá me dijo "Hija!! Con todas las despedidas que tuviste allá, ya deberías estar acostumbrada!!" Sí, acostumbrada... pero eso no significa que duela menos.
El otro día tuvimos una de esas tertulias filosóficas tan nuestras que hacía tanto que no teníamos. Y me di cuenta de que realmente había extrañado a este cavernícola pensante que en algún momento se convirtió en mi amigo. Y que lo iba a extrañar aún más en el futuro. Me reconforta saber que por más distancias y años que se metan en el medio, él ya es para mí uno de esos amigos que te acompañan hasta el final de los días, que ya nunca más dejarán de ser tuyos...

Por ahora, seguiré disfrutando de mi casa. De mi mamá, mi papá, mis hermanos, mi familia y mis amigos (y del hinchapelotas del perro). Seguiré disfrutando del calor sofocante por las tardes, y de las noches fresquitas y apacibles. De la multitud de pájaros que me cantan en la mañana. Del acentito cordobés. De los mates con criollitos y los asados. De los insectos. De los viajecitos a las sierras. De lo que queda de mi auto. De los puchos en el patio. En fin, de mi Córdoba del alma, que por más que pasee, siempre será mi rinconcito en el mundo... mi santuario... mi nido....

Disculpen el desorden, disculpen la brevedad, y disculpen la ininteligibilidad, pero es qué realmente no sé cómo explicarles todo esto...

Les dejo algunas fotos sueltas que no supe cómo acomodar, jeje.
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miércoles, enero 10, 2007

Al infinito y más allá...

No puedo creer que hoy sea hoy. No puedo creer que hoy esté volviendo a casa ( o por lo menos, a mi casa de Córdoba). No puedo creer que esta experiencia por tierras catalanas haya terminado. Y no puedo creer que haya sido tan provechosa.
A modo de créditos finales de lo que fue esta aventura, déjenme tomarme la libertad de hacer algunos agradecimientos, porque no crean que todo esto lo logré sola. Primero que nada a mis amados padres, por su incondicional amor de padres y por estar siempre listos para atajarme incluso cuando mis planes no tenían sentido, y entenderme aún cuando no me comprendían.
A mis hermanos queridos, sobre todo al Andrés, por todo lo que me dijo en la fiesta de despedida.
A Analía, mi más mejor, por lo bien que se portó, y por tratar de disimular lo que estábamos sufriendo.
A los amores de mi vida, el Jere y el Champa, por, de alguna forma, acompañarme en este camino y compartir conmigo esta nueva vida, me siento afortunada de tenerlos.
Y también, aunque nunca se lo dije, al artífice de todo esto, el Sr. Victor Domínguez, mi psicoterapeuta, pero aparte de eso, la persona que me salvó la vida, que me salvó de la locura, sin su inmensa paciencia y pericia jamás hubiera vivido lo que viví. Le debo muchísimo.
Hay quienes afirman que la felicidad es efímera, que no puede ser constante. Lamento decirles que se equivocan, que yo soy feliz, y todo el tiempo. Obviamente que hubo momentos de tristeza, pero incluso en ésos momentos fui feliz, porque la tristeza es parte de la felicidad, y no contraria. Porque sentir, lo que sea que se sienta, es parte de estar vivos. Y darse cuenta de que uno está vivo es lo más hermoso que puede pasarte.
Voy a extrañar un montón de cosas acá. El camino de casa al Alberguinn; el calor insoportable del Metro; el olor del mar; el aire acondicionado de los colectivos; el videoclub de enfrente; la calle de mi casa; la entrada al edificio; el chirrido que hacen tooooodas las puertas del departamento; el sonido que hace la puerta de entrada al cerrarse; mirar por la ventana del living apenas me levanto para ver como está el día; los ruidos de las puertitas de la cocina; nuesto lavarropas ambulante; el olor a comida casera de las viejitas del edificio; arrastrar las pantuflas por tooodo lo largo del pasillo; salir a fumar al balcón; Buenafuente y sus monólogos, y la niña de Shrek que tantas carcajadas nos sacó; el "mais que nada"; la planta (que heredé de Mário) que ya no quiso vivir, jeje; abrir la heladera y quedarme pensando qué corno cocinar; ir al super y volver con más de lo que puedo cargar, y parar cada media cuadra para descansar los brazos; las Ramblas llenas de gente; el monumento de Colón; las esculturas extrañas por todos lados; las callecitas angostísimas del Gótico; Plaça Catalunya; la calle Pelayo; la Sagrada Familia; Parque Güell; los mapas del Corte Inglés; en fin... voy a extrañar muchas cosas.
Pero lo que más voy a extrañar es a la gente. A MI gente:
Bruno, querido, hermano del alma. Lamento que tengas que pasar por esto otra vez. Perdoname por ser yo la que se va ahora. Sos lo que más quiero de Barcelona. Me acuerdo de la primer peli que vimos juntos, cuando apenas nos conocíamos. De-Railed. Yo volví de trabajar y la estaban viendo, y te ofreciste a volver a empezarla. Me acuerdo el primer paseo juntos, fuimos a ver a los aviones en la playa. Me acuerdo de la primera vez que me mostraste la foto de tu familia que tenés en tu habitación, y que me mostraste 500 veces más después, jeje. Yo tenía muchas expectativas diferentes sobre este viaje, y ninguna de ellas incluía gente. Jamás me imaginé que iba a tener esto. Gracias querido, gracias por el enorme cariño que nos tenemos, gracias por ser mi amigo, mi hermano, mi familia, mi confesor. Sos muy especial. Y nuestra amistad es muy especial. Lo que compartimos es único, y sólo nuestro, y sólo con vos voy a poder recordar todo esto. Sin vos, esta vida no hubiera sido ni la mitad de lo que fue.
Mário, ay ay ay, Mário. De eso hablábamos anoche. De que lo que cuenta es la calidad del tiempo, y no la cantidad. Viví sólo dos meses con vos, y sin embargo sos lo más importante que tengo acá. Bruno y vos son lo que más quiero, lo que más atesoro, lo que más feliz me hace, y lo que más triste me pone dejar. Lloré mucho (de la emoción) cuando llamaste para Navidad y me dijiste: "porque la Navidad tiene que ver con la familia, y ustedes son mi familia". Gracias por hacerme tan feliz todo este tiempo.
Aline, mi amiguita incondicional, cómo te voy a extrañar!! Siempre pensando en mi, la única que me llamaba siempre para hacer algo. Perdoname por todas las veces que te dije que te calles, o que te quedes quieta. Nunca le hagas caso a quien te dice eso. Tu energía es lo que te hace tan especial, y tan inolvidable. Cómo nos reímos juntas!! Gracias por soportarme y ser mi amiga.
Patinha, me acuerdo cuando te convertiste en "mi hija", ja ja ja!. Todas las charlas que tuvimos, todas las risas y todos los llantos. Las sesiones de gimnasia! JOJO!! Las tardes en la playa. Ciertamente te voy a extrañar.
Manoel, mi rubio preferido, siempre de buen humor, incluso cuando estabas deprimido. Tu voz con la guitarra fue la banda sonora de esta aventura. Adoraba escucharte cantar. La semana no estaba completa sin una visita tuya. Cuántos momentos, no?? Aunque vivas en otro lado, vos también fuiste parte de esta familia.
Chicos, los adoro. Por favor no me olviden, porque yo jamás podría olvidarlos a ustedes, ni aunque lo intente. Son los personajes principales de esta película, mi corazón es de ustedes, para siempre...
Me consuela la promesa de los reencuentros...
Estoy feliz de volver a casa, de ver a mi familia y a mis amigos. Pero a la vez estoy triste, porque acá también dejo mi casa... mi familia... y mis amigos...
Y ahora? A donde pertenezco?? De dónde soy?? Cuál es mi casa?? Pues, ningún lugar. Simplemente los corazones que espero haber tocado...